El 12 de octubre de 1492, con la llegada de Colón a tierras de América, se inicio una de las transformaciones culturales más grandes en la historia de la humanidad. La mezcla de las culturas amerindias, residentes siglos atrás en el suelo americano, con la recién llegada cultura hispánica, (ya de por sí una fusión de moros, gitanos, y pueblos íberos), y posteriormente, con la introducción de los africanos (traídos como esclavos para trabajar en las plantaciones de caña de azúcar y en la extracción de minerales), dio como resultado la rica diversidad étnica existente en toda Latino américa.
Desde luego, Colombia fue uno de los países más influidos por este hecho histórico, debido en gran medida a su excelente ubicación geográfica, la cual la llevo a ser considerada como la puerta de entrada de América del Sur. Ciudades como Cartagenera, fueron convertidas durante los primeros siglos de la colonia, en grandes centros de acopio y comercialización de esclavos, no solo para abastecer la mano de obra del Nuevo Reino de Granada (Como se conocía a nuestro país en esa época), sino para despachar a toda Centro y Sur América.
Hoy, más de 500 años después, nuestro país es reconocido como pluricultural y multilingüe, en la actualidad existen 87 etnias indígenas, 3 grupos diferenciados de población afrocolombiana y desde luego el pueblo ROM o gitano. A su vez, cuenta con 64 lenguas amerindias, el bandé, lengua de los raizales del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, el palenquero, lengua criolla de las comunidades de San Basilio de Palenque, (primer pueblo libre de América, declarado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) como obra maestra del patrimonio oral e inmaterial de la humanidad) y el Romaní o Romanés lengua del pueblo Rom.
Los pueblos indígenas son en su origen anteriores a la conformación del Estado colombiano. Éstos han tenido que ver con el largo proceso histórico que lleva de la colonización europea, pasando por las luchas de independencia, a la conformación de la República. Ha sido un camino difícil de resistencia y defensa cultural y territorial pero también de aportes significativos a la cultura y a la vida nacional.
La población indígena habita principalmente en los resguardos antiguos o de origen colonial, situados en los departamentos de Nariño, Cauca, Valle del Cauca, Risaralda, Caldas, Antioquia, Córdoba, Cundinamarca y Putumayo.
Al sur de los Andes vive en el altiplano de Túquerres e Ipiales una numerosa población de origen Pasto. Al occidente de los Pasto, en los contrafuertes del volcán nevado de Cumbal y hacia el pacífico, vive en el bosque de niebla la población Awa. En sentido contrario, al oriente, ocupando un pequeño valle andino, en el descenso hacia el sur del Amazonas, están los pueblos Kamsá e Inga. Siguiendo hacia el norte, en el macizo Colombiano, departamento del Cauca, se encuentra el pueblo Yanacona. En los contrafuertes del nevado del Huila y siguiendo el espinazo de la cordillera Central hacia el norte, vive el pueblo Páez. Al occidente del territorio Páez, hacia el valle del río Cauca, en el departamento del Cauca, vive el pueblo Guambiano.
Los pueblos del noroeste andino están muy ligados al pueblo Embera del norte y occidente del país. La colonización antioqueña en el siglo pasado y la de Urabá y la carretera construida con este fin, en el presente, ocasionaron una pérdida en los dominios territoriales de los Catío (Embera). La división del resguardo de San Carlos de Cañasgordas favoreció la colonización hacia el occidente sobre las cabeceras de ríos como el Murrí y Penderisco, tributarios del Atrato. La comunidad de Cristianía, Embera-Chamí, los colonos les reconocieron derechos territoriales sobre un lote de terreno. La comunidad de San Matías, en Ituango, Antioquia, quedó aislada como resultado de la presión colonizadora hacia el norte.
En la zona cafetera del occidente, en Riosucio, Caldas sobrevive un resguardo, Cañamomo y Lomaprieta, resultado de un largo proceso de reducción de poblaciones distintas en un real de minas de origen colonial. La Montaña es el resguardo de origen Embera y la parcialidad de San Lorenzo, más antigua, se conformó con indígenas reducidos del río Arma. En la zona cafetera viven de forma dispersa familias extensas Chamí que migraron hacia allí en los años cincuenta durante la llamada época de la violencia. Sobre las cabeceras de los ríos San Juan y Garrapatas, en la vertiente occidental de la cordillera del mismo nombre.
Entre la cordillera Central y Oriental, sobre el Magdalena, al sur del departamento del Tolima, viven numerosas comunidades de origen Pijao, más conocidos como los pueblos Coyaima y Natagaima.
En el altiplano cundíboyacense, no obstante al notable ancestro Muisca, pocas comunidades se reconocen como indígenas. Como resguardo subsiste el de Cota cerca de Santa Fe de Bogotá y grupos minoritarios comienzan a reclamar su condición de indígenas en Suba, Tocancipá, comunidad que disolvió en los años setenta el último resguardo de origen colonial de la sabana, Tenjo y Chía.
Al norte en Santander, en los límites de lo que fue el territorio de los Muisca, en Barichara, vive una comunidad campesina que comienza a reclamarse como de origen Guane. Al oriente de Boyacá y Santander, en los contrafuertes orientales de la cordillera dominados por el nevado del Cocuy, vive el pueblo Uwa.
Al noreste de Santander del Norte, en la región selvática de la Motilonia en límites con Venezuela, se encuentra el pueblo Barí y más hacia el norte, en el departamento del Cesar, sobre la serranía del Perijá, esta el pueblo Yuko
Basta pasar por una calle de cualquier ciudad de nuestra patria, es suficiente viajar un poco por su territorio para persuadirnos de que las razas españolas e indígenas no so las únicas componentes étnicas del mestizaje colombiano. Del África, nos vinieron los negros, a través de procesos de amargura y de opresión reprobados hoy por todos los espíritus racionales y civilizados.
Los Rom, gracias al nomadismo estructural que nos caracteriza, somos un pueblo con proyección transnacional. Por eso somos ciudadanos del mundo, que vamos de un lugar para otro, como desarraigados, aunque la verdad sea dicha es que siempre llevamos con nosotros nuestras raíces, es decir, nuestros usos y costumbres ancestrales. Siempre llevamos la nación a cuestas.
La comunidad gitana o Pueblo Rom es un grupo étnico que llegó a América Latina desde el tiempo de la Colonia. Hoy, aproximadamente 4.830 de ellos están radicados en varias ciudades de Colombia.
Las Kumpanias son los diferentes clanes que ellos forman como unidades comunitarias de residencia y circulación. En Colombia, las Kumpanias se asientan en un barrio o se dispersan por familias en las viviendas de los demás habitantes manteniendo vínculos con las demás kumpanias.
Actualmente, algunas de estos clanes que hay en Colombia son los Bolochoc, que son la mayoría, los Boyhas, los Churon, los Mijhaís, los Jhanes, los Langosesti y los Bimbay.
Aunque los gitanos ya no son un pueblo totalmente nómada, tampoco se ubican en un lugar específico: su única patria es el mundo, así es que cuando el trabajo se acaba en un lugar, recogen sus cosas y se van a otro donde puedan ocuparse.
Sin embargo, esto ya no es tan frecuente, pues hay otros factores externos en que pensar que les impiden ir de pueblo en pueblo, por eso actualmente son considerados como un pueblo seminómada, pues estar cambiando de lugar de residencian ya no tiene tanta prioridad en sus vidas como antes, hoy tienen cosas más importantes en que pensar como la educación, seguridad social, el empleo y el reconocimiento social por parte del gobierno.
Por otra parte, para los Rom ya no es tan fácil ser nómadas como sus antepasados porque ahora hay una serie de reglas que ellos saben deben respetar. Además, su situación económica no se los permite. Sin embargo, cuando pueden no lo piensan dos veces, se van a visitar otras partes, pues ellos dicen que el mundo es para conocerlo.
Aun así, los gitanos tratan de conservar sus costumbres y transmitir de generación en generación su idioma el romaní o romanes, como también su habilidad en los oficios como en las artesanías para los hombres cobre y acero y la quiromancia en las mujeres.
TRADICIONES:
Quiromancia y Virgenes hasta el matrimonio.
COMPLEJAS RELACIONES CON LOS‘GADYIE’
Para los gitanos las relaciones con los gadyie (personas no gitanas) están mediadas por un complejo sistema, por esta razón, acercarse a ellos para conocer información sobre sus formas de vida es algo complicado.
Ellos no están interesados en ser reconocidos públicamente, lo que buscan es ser reconocidos como ciudadanos con iguales derechos como todos, y además ser aceptados como un grupo étnico, con diferencias muy marcadas en sus formas de vida, pero al fin y al cabo habitantes de una ciudad civilizada en la que deben contar con el derecho a acceder a las políticas públicas colectivas.
Ellos tratan de mantenerse al margen en el trato con los gadyie, son muy prevenidos, y con razón, pues muchas personas aún hablan mal de los gitanos y tildan a las mujeres de brujas por la lectura de la mano.
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